Mi relojería palpita como un volcán impetuoso. Sin embargo, no me duele nada. Bueno tal vez si, siento una punzada en el costado. Pero me digo que tras tal embriaguez de gozo, ese es un precio muy pequeño a pagar. Esta noche, me encaramaré a la luna, me instalaré en su Croissant como si estuviera en una hamaca y no tendré ninguna necesidad de dormir para soñar...
Mathias Malzieu
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